
En una entrada anterior definí la diferencia entre Creencias, Convicciones y Constructos. (Link)
Hoy quiero profundizar un poco más sobre las creencias y su importancia en nuestra vida diaria.
No es casual que esta semana me llegaran dos videos diferentes, de personas diferentes, que hablaban sobre creencias. En el primero compara a las creencias con la ropa vieja en el ropero, esa que ya no podemos usar porque no nos queda, y por tanto la solución que propone es realizar una limpieza similar a las de Marie Kondo. La idea general era que “al tener menos creencias” nos iba a ser más fácil seleccionar las que realmente nos eran habilitantes.

Los seres humanos somos seres interpretativos, es decir, interpretamos la realidad de la misma forma que un pianista al leer la partitura. Si bien con la misma partitura, la producción de dos pianistas es similar, es fácil darnos cuenta de que no es exactamente igual, llegando en algunos casos a ser obras muy disímiles, casi podríamos decir, diferentes.
Interpretar lleva varios procesos, entre ellos el de adaptación, el de acomodación y el de juicio, entre otros, que exceden ampliamente lo que les quiero comentar en esta nota. Lo importante aquí, es que ningún ser humano está exento del proceso de interpretación.
Las creencias y valores personales se van construyendo en nuestra vida a partir de dicho proceso, y tienen la particularidad de SER NECESARIAS para la vida. Tener creencias, es una manera de resumir una realidad que de otra forma se nos volvería inabarcable.
Es más toda creencia se constituye con un fin determinado y este fin, esta meta tiene sentido para nosotros como personas. Por tanto, no podemos ir por ahí tirándolas, como si fueran ropa vieja del placard.
Tampoco es tan fácil, o siquiera posible convertirlas en tres sencillos pasos como propone el otro video. Cambiar creencias requiere trabajo, y todo trabajo requiere esfuerzo. OJO que digo esfuerzo y no SACRIFICIO que son cosas diferentes. (En una próxima entrada explicaré como dichas nociones fueron tomadas de la física).

Para ir un paso más allá, resignificar creencias no implica cambiarlas. Sé que esto es polémico y por lo tanto voy a justificarlo. La tercera ola de la psicología cognitiva, particularmente me estoy refiriendo a la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), plantea la dificultad de sostener en el tiempo una idea, pensamiento o sentimiento que ingresan conscientemente a nuestro campo perceptivo.
Al proceso de intentar controlar esas cogniciones lo llaman EVITACIÓN EXPERIENCIAL y proponen que, como mecanismo de control, falla en el extremo gasto energético en el que nos envuelve para sostenerlo.
La respuesta de ACT para dichos procesos es la aceptación de los mismos como lo que son: “pensamientos, creencias, cogniciones”. Por lo tanto resignificar por ejemplo la creencia de soy un desastre, no es cambiarla por una nueva creencia que dice: “soy una persona eficiente”, sino por una que dice “algunas veces PIENSO que soy un desastre”, esto libera nuestra energía, y ese excedente se puede utilizar para ir en busca de valores más profundos, que nos lleven a realizar acciones con sentido, es decir, que nos acerquen a aquellas metas que realmente queremos lograr, aquellas que necesitamos alcanzar, esas que nos hacen pensar que nuestra vida vale la pena.

Por lo tanto, resignificar creencias no es como quitar la ropa vieja del placard, no requiere de tres sencillos pasos, sino que es un trabajo, y como tal requiere esfuerzo, tanto es así que muchas veces necesitamos ayuda, y ese es el espacio de la sesión de Coaching, el proceso de Counseling y/o cualquier otro espacio que nos comience a permitir pensar en nosotros mismos desde adentro, desde nuestra propia referencia interna.

Para polemizar un poco más, te cuento que, como seres interpretativos que vamos construyendo creencias, incluso si lográramos quitarlas de en medio, automáticamente vamos a estar llenando el ropero con creencias nuevas, creencias que vuelven a ser construidas en automático, que vamos a seguir confundiendo con la realidad, y que vienen a llenar ese lugar que necesitábamos llenar, que tenía sentido, que aún siendo inhabilitantes, tienen razón de ser.
Si te gustó la nota, te invito a vivir una sesión de coaching sin costo monetario como muestra de la disciplina y de mi forma de entenderla y aplicarla. Además, si te quedaste con ganas de saber más, te espero en mi página de Facebook o en mi Instagram en donde podemos seguir conversando, aprendiendo y conociéndonos.